Recursos medioambientales

Blog de Santiago Domínguez Martín

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sábado, 23 de diciembre de 2017

Los incendios otoñales de Ophelia

Comienza un nuevo periodo invernal, ya pasó el otoño de 2017 y podemos hacer balance, análisis y reflexión de alguno de los eventos naturales acontecidos durante este periodo. Es innegable que el pasado otoño en el oeste peninsular hemos sufrido uno de los peores periodos de sequedad que se recuerdan. Seguramente mucho de ello ha sido debido a la situación prolongada en la atmósfera europea de una NAO positiva (ver entrada de este blog relacionada con la NAO). La vegetación se encontró en una situación de estrés hídrico que la hizo muy vulnerable, por ejemplo, a los incendios. Sobre todo, en días concretos donde la situación de la columna de aire situada sobre esa vegetación fue especialmente favorable al fuego.

Experimento de velocidad de propagación de un incendio ante situaciones excepcionales de viento en superficie llevado a cabo en el ADAI-CEIF de la Universidad de Coimbra.


Concretamente el evento de fuego registrado el día 15 de octubre de 2017, en todo el oeste peninsular, fue una de esas situaciones muy favorables a los incendios. Fue destacable, por su aparición en un periodo corto de tiempo muy bien definido. La tarde del día 14 de octubre y todo el día 15 fue un momento de auténtica situación de riesgo en toda la zona.
Más de dos meses después estamos en situación de poder comentar objetivamente desde un punto de vista exclusivamente científico-ambiental este evento, cuando llegado el invierno se han enfriado montes, mentes, redes sociales y titulares.
Lo primero que podríamos preguntarnos es: ¿por qué en esos determinados días excepcionalmente, y no en otros, apareció el fuego con tal virulencia en esta zona de la Península Ibérica? La respuesta se encuentra en la atmósfera de esos días.
No sabemos si esa situación atmosférica tan excepcional era conocida previamente por unos supuestos grupos de “incendiarios organizados internacionalmente” (recordemos que tuvo lugar también en Portugal), o por unos supuestos “terroristas ambientales” (por cierto, que no reivindicaron nada ni se menciono a ninguno). Si verdaderamente estos grupos existieran y conocieran el fenómeno tanto como para preverlo y actuar en consecuencia quemando el monte el día 14 y 15, se demostraría la necesidad de aumentar nuestra capacidad  para detectar el peligro antes y proteger nuestros montes.
La realidad fue que en todos los niveles la sociedad se vio desbordada y sorprendida por el suceso con graves consecuencias para las personas y el medio ambiente.
Pasado un tiempo desde el día 15 de octubre aparecieron en la prensa noticias de personas detenidas como causantes de los incendios, fueron responsables de negligencias y actos vandálicos que no parecen constituir ningún entramado ni célula organizada, ni tener muchos conocimientos sobre la excepcionalidad de los fenómenos meteorológicos favorecedores del fuego.
Quizás fuera la falsa creencia de que existe una similitud entre la aparición del fuego con la imprevisión de un atentado terrorista lo que llevara a algunos a denominarlo “terrorismo ambiental”. Pero el fuego, como fenómeno físico-ambiental que tiene lugar dentro de la atmósfera no es un fenómeno imprevisible sea cual sea su causa. La previsión meteorológica puede adelantarnos  lo que puede ocurrir con una alta probabilidad. La Predicción Meteorológica se lleva utilizando durante muchos años por la sociedad, y nadie duda de su utilidad: Rutas de aviación, Navegación marítima, Sistemas de avisos meteorológicos regionales de Protección Civil, planificación de viajes por carretera, etc. En el fenómeno de los incendios la Predicción Meteorológica también puede ser muy útil para la gestión del problema ambiental del fuego y existe mucha bibliografía sobre ello. Desde aquí humildemente invitamos a su lectura.
Para establecer cualquier herramienta de predicción del peligro habrá que conocer  las condiciones  bajo las cuales el fenómeno aparece con semejante virulencia así como los modelos matemáticos que nos las pueden proporcionar de antemano. Dicha herramienta se podrá implementar posteriormente en los planes de alerta, vigilancia y control de las causas (sean las que sean).
¿Cuál fue la situación atmosférica tan excepcional que se vivió en el oeste peninsular el día 15 de octubre de 2017?
Para entenderlo habría que tener en cuenta la secuencia de la llegada frente a las costas peninsulares del huracán Ophelia:
· Inestabilizó la columna durante varias jornadas.
· Inicialmente aumentó sequedad existente.
· Aumentó el riesgo de fuego la tarde del 14 y todo el día 15
· Finalmente, hubo un aporte de humedad de los días 16 y 17 bajó el riesgo de fuego
Los niveles bajos de la atmósfera en esas fechas sabemos que venían acumulando una alta sequedad a lo largo del periodo estival. A ello debemos unir que en el día 14 y 15 entró en el noroeste peninsular una masa de aire seca procedente del sur impulsada por el ciclón.
La bajada repentina de la estabilidad atmosférica al aproximarse Ophelia hizo que la columna atmosférica además de seca se volviera menos estable. Sequedad y baja estabilidad es la situación de máximo riesgo de fuego.




 Secuencia de situaciones sinópticas en esas fechas. Fuente: AEMET

Concretamente se dió además la circunstancia de que la estabilidad fue muy baja en un amplio estrato de la atmósfera cercano a la superficie. Cualquier foco de calor sobre el suelo en ese estado atmosférico induciría un ascenso de aire muy acusado, lo que se podría denominar “tiro atmosférico”. Una burbuja de aire caliente en un punto de inicio de fuego provocaría una corriente ascendente hasta niveles muy elevados de la columna. Todo ello podemos observarlo en la gráfica adjunta que representa el estado termodinámico de la atmósfera según datos de la estación de radiosondeo de Lisboa de las 12h del día 15 de octubre de 2017.


Diagrama termodinámico de la columna atmosférica.15 de Octubre 2017.12:00 h. 
Estación de radiosondeo de LISBOA. Fuente: Elaboración propia.

Los incendios una vez iniciados van a inducir vientos en superficie muy fuertes, ya que las corrientes ascendentes también lo son. Luego además del efecto de Ophelia en el viento a escala sinóptica habría que añadir localmente que los propios incendios generaron también viento en superficie.
Otro hecho es la ausencia de nubosidad. La radiación solar caldea la superficie, calentando el aire cercano al suelo que ascenderá fácilmente en una columna tan poco estable como la de esos días. Eso sucederá sobre todo allí donde la superficie tienda a calentarse más fácilmente por la radiación. En la gráfica que presentamos podemos analizar cómo la formación de una nube convectiva en un ascenso no forzado no se produciría hasta alturas superiores a los 3500 metros y su tope se situaría casi en el límite de la troposfera. De existir desarrollo nuboso este sería muy poco potente y con escasa precipitación. Por otra parte, el Poder Evaporante de la Atmósfera desde la base de la nube hasta la superficie  impediría que cualquier gota alcanzara el suelo, ya que se evaporaría al caer desde la base de la nube.

Bibliografía consultada para el análisis de los datos:

La física de un índice predictivo de riesgo de incendios forestales

Agradecimientos:

Universidad de Salamanca

ADAI-CEIF de la Universidad de Coimbra

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